Obligado a ser frío...

Este es el más nítido retrato de mi corazón.Helado.

Helado desde que te fuiste, helado desde que leyó aquella explicación tan poco creíble como la existencia de una selva en medio del desierto, helado desde que no tiene tus besos, tus caricias, tus palabras...

Tan helado que no siente, que no reacciona ante nada...tan helado que no tiene fuerza para seguir luchando.

Tan frío e insensible a los sentimientos que parece estar muerto.

Por eso no te extrañe verme frió contigo, no te sientas dolida si no te saludo, sino te miro, sino me acerco, porque yo estoy muy mal por dentro, mal y dolido por no tener una explicación lógica. Lamentablemente el destino es tan cruel que encima me obliga a verte cada día en clase, o casi cada día y tener que luchar con lo que siento, no es fácil.

Y he de confesar que incluso cuando te encuentro de espaldas, el corazón se me acelera y es inevitable poder reaccionar de otra manera que no sea el querer acercarme, abrazarte, besarte o simplemente mirarte como hacíamos antes, pero mi frío corazón no me deja caer en ese cálido sentimiento, pues tiene miedo a derretirse y aun debe seguir luchando en este frío invierno antes de que llegue la primavera para no volver a sufrir.

Triste y frío porque yo te quiero y prefiero decir que...este te quiero de hoy es igual, en forma y manera, en intensidad, que aquel te quiero desvelado por primera vez al olor del mar.